El siempre le ha temido, pero su actitud despreocupada lo hacía parecer valiente ante su presencia

Somewhere in Nevada...

Una de esas tantas veces en las que Hank buscaba deshacerse de la A.A.H.W se topo con un grunt algo peculiar, este tenía algo que lo hacía destacar entre los demás, una sonrisa muy confiada, la cual era acompañada de unos enormes y puntiagudos dientes, algo peculiar, pero nada tan especial.

Mientras las alarmas inundaban el lugar y los agentes intentaban asesinar al criminal, este mismo los asesinaba sin piedad alguna, como si fuera un jardinero arrancando las hierbas malas de su gardin.

Después de dejar una horrorosa escena en esa habitación, entro a la siguiente, la cual parecía ser una bodega, no tan grande ni tan chica, en ella lo esperaban más agentes, entre ellos, ese peculiar grunt.

Apenas los pudo ver y medir el espacio entre ellos, empezó a disparar con una de las armas que le habia robado a un agente anteriormente, con ella, volaba los sesos de los 'agresores', uno a uno fueron cayendo, de manera patética, era gracioso, gente entrenada por toda su vida, un arduo entrenamiento, para terminar asesinados en menos de un segundo.

Después de terminar con la mayoría, solo quedaba uno, ese chico de la sonrisa confiada, el cual, temblaba un poco por el miedo, la pistola que traía en manos temblaba, lo cual le hizo fallar el disparo que posiblemente le daría en la cabeza al asesino.
Eso era lo último que haría en su vida, intentar matarlo, o quizás defenderse, pero sin previo aviso, la puerta detrás de él se abrió, golpeándolo con la fuerza suficiente para lanzarlo a un lado, y la bala que le hubiera dado en el pecho, terminó dándole en el hombro derecho.

Hank no se esperaba eso, así que tan rápido como pudo, se cubrió detrás de un cilindro metálico para recargar su arma y protegerse del fuego enemigo.
Mientras eso sucedía, el grunt se presionaba con fuerza la herida, así impidiendo que esta sangrara más, el no era un experto en estar en zona caliente, ya que normalmente se la pasaba en una oficina, delante a un computador, así que era ciertamente entendible el miedo que le causaba.

Aprovecho que los demás estaba distraídos para salir de esa habitación e irse de ahí, sin importarle lo que le podía pasarle a sus compañeros, como todo un cobarde.

Después de salir de las instalaciones, Hank se encontraba ya en lo que ahora era su casa, cambiándose la ropa, la cual estaba completamente desgarrada por algunas balas o los roces de las espadas y cuchillos, además de estar manchada de sangre.

Mientras lo hacía pensaba en aquel chico que dejó escapar por accidente, era curioso, nunca había visto a un integrante de la A.A.H.W siendo tan patético, le era graciosa aquella situación, tanto, que empezó a reír de manera baja, el terror ajeno le era exquisito.

- Espero que disfrutes, que te encontrare para verte temblar de nuevo

Somewhere in Nevada...

En el techo de una casa, un grunt se encontraba fumando mientras veía al horizonte, el cielo era negro con tonos rojizos, desde que el sol había sido asesinado este se mantuvo así, otorgando un aspecto aterrador y ciertamente amenazante a Nevada y posiblemente a todo lo que había más allá de esta.

Este grunt no se encontraba solo, pues alguien estaba parado a su lado, observando silencioso, esa era una de las pocas veces en donde todo se mantenía tranquilo, o bueno, en cierta parte, pues alguien sentía bastante nervioso, tanto que ya llevaba tres cigarros en los veinte minutos que llevaba ahí, algo que no era tan normal.

- Deimos, si sigues fumando así podrías morir de cáncer pulmonal.

- Ay Hank, no es para tanto, no es como si me fuera a morir. - Este lo volteo a ver y le sonrió mostrando los puntiagudos dientes que tenía, así disimulando su terror

- Buscaré donde escondes tus cajetillas para quemarlas.

- Si si, lo que digas compañero.

Esas cosas lo estaban matando lentamente, y no lo permitiría, buscaría la manera de hacer que dejara de fumar.